Ni siquiera tiempo para celebrar la dimisión de Gennaro Sangiuliano, que la izquierda ya tiene que dar un paso atrás. No se puede decir que el gobierno Meloni salga con los huesos rotos: el ejecutivo liderado por Fratelli d’Italia ya ha encontrado a su sustituto. Alessandro Giuli será su sustituto, un periodista y figura pública que ha colaborado con varios periódicos y actualmente es presidente de la Fundación MAXXI. La rapidez con la que el ejecutivo ha nombrado al sustituto es señal de gran estabilidad, de gran solidez política.
Sangiuliano, en su carta de dimisión dirigida a la Primera Ministra Giorgia Meloni, explicaba que «después de haber reflexionado durante mucho tiempo, en días dolorosos llenos de odio hacia mi persona por parte de cierto sistema mediático político, he decidido presentar irrevocablemente mi dimisión como Ministro de Cultura». Sangiuliano dio las gracias a Meloni ‘por haberme defendido con decisión, por haber rechazado ya una primera petición de dimisión, y por el afecto que una vez más me ha demostrado’. Pero -añadió- considero necesario para las instituciones y para mí mismo dimitir».
Por su parte, la Primera Ministra Meloni agradeció «sinceramente a Gennaro Sangiuliano, persona capaz y hombre honesto, el extraordinario trabajo realizado hasta ahora, que ha permitido al Gobierno italiano obtener importantes resultados en el relanzamiento y la valorización del gran patrimonio cultural italiano, incluso más allá de sus fronteras«. De hecho, su ministerio ha logrado muchos objetivos, «empezando por poner fin a la vergüenza italiana de que los museos y los sitios culturales estuvieran cerrados durante los periodos vacacionales, y habiendo aumentado el número de visitantes a los museos (un 22% más) y la recaudación de los museos (un 33% más) en tan solo un año», escribió el ministro. En diciembre abrirá sus puertas en Milán el Palacio Citterio, adquirido por el Ministerio a principios de los años setenta y abandonado durante décadas. Hay grandes proyectos en marcha», añadió, «como el antiguo Albergo dei Poveri en Nápoles, la ampliación de los Uffizi en otros lugares y la inversión para la Bienal de Venecia». Por primera vez en Italia se han organizado grandes exposiciones sobre autores y personajes históricos que la izquierda había ignorado por razones ideológicas. También soy consciente de haber tocado un nervio sensible y de haber atraído muchas enemistades al optar por revisar el sistema de contribuciones al cine, buscando «más eficacia y menos despilfarro».
Para Giorgia Meloni, el nuevo ministro Giuli, cuya ceremonia de toma de posesión ha tenido lugar hoy a las 19.00 horas,«continuará la acción de relanzamiento de la cultura nacional, consolidando esa discontinuidad con el pasado que los italianos nos han pedido y que hemos iniciado desde nuestra toma de posesión hasta hoy«. El nombramiento, por tanto, es una gran señal de estabilidad: la labor del gobierno Meloni va más allá de los asuntos de cotilleo. No cabe duda, por tanto, de que la izquierda ha vuelto a salir escaldada por la firme determinación de un Gobierno que sabe trabajar en serio por los italianos.