El águila blanca vence al cuervo pelirrojo

Karol Nawrocki compareció ante sus seguidores minutos después del cierre de los colegios electorales. En ese momento, ya se habían dado a conocer el resultado de las encuestas a pie de urna en las que Rafał Trzaskowski obtenía un 50,3% frente al 49,7% del candidato conservador. Mientras en la fiesta del candidato progresista y alcalde de Varsovia se celebraba entre gritos la victoria de Trzaskowski, Nawrocki agradeció el esfuerzo realizado en la campaña y señaló que el resultado de las encuestas presentaba una ventaja mínima, por lo que la victoria aún estaba al alcance de la mano. Lo mismo dijo el presidente de Ley y Justicia, Jarosław Kaczyński, que intervino a continuación entre aplausos y gritos de “el águila blanca vence al cuervo pelirrojo” y “Karol Nawrocki presidente de los polacos”. El cuervo pelirrojo es un apodo de Donald Tusk. Además de la alusión al color de pelo del primer ministro, la palabra cuervo en polaco, ‘kruk’, eran las siglas del sistema de respuesta rápida de la ley marcial, empleado por el régimen comunista para reprimir a la oposición y mantenerse en el poder. Visto lo ocurrido en Polonia en estos dos años, el apodo tiene mucho sentido.  

Una vez finalizados los discursos, varios dirigentes de Ley y Justicia atendieron a los medios presentes, y lo cierto es que, a pesar de las encuestas a pie de urna, el humor era bueno y reinaba una expectante tranquilidad. “Tenemos que esperar, pero la victoria esta cerca”, afirmaba sonriente el exprimer ministro Mateusz Moraviecki. Y así fue, poco después de las once de la noche, los gritos de “Karol Nawrocki presidente” volvieron a resonar con fuerza tras el anuncio del sondeo de los centros electorales, mucho más fiable que las encuestas a pie de urna, que arrojaba una victoria de Nawrocki con un 50,7% frente a un 49,3% de Trzaskowski. El resultado cayó como un jarro de agua fría en el cuartel general de los progresistas: la presidencia de Trzaskowski había durado dos horas. Los resultados electorales llegaron a dar a Nawrocki una ventaja de diez puntos sobre su rival, una distancia que se fue reduciendo hasta que, a altas horas de la madrugada, se publicó el recuento final: Karol Nawrocki era el nuevo presidente de Polonia con un 50,89 y una diferencia de 369.505 votos con Rafał Trzaskowski.

Nawrocki venció entre los votantes jóvenes, en los de 18-29 años obtuvo un 53,8% y en los de 30 a 39 un 54%, y en los mayores de 60, un 51%. El voto de la derecha se había movilizado y los votantes de Konfederacja, fundamentales para conseguir la victoria, habían seguido las recomendaciones de Sławomir Mentzen o de Krzysztof Bosak y apoyado a Karol Nawrocki. Trzaskowski “representa ideologías de izquierdas como la agenda LGBTQ y quiere restringir la libertad de expresión y censurar las voces disidentes”, señalaba Mentzen pocos días antes de las elecciones. Este apoyo también se ha visto facilitado porque Nawrocki era un candidato independiente y eso ha permitido un acercamiento entre ambos partidos. Hay que señalar que la elección de Nawrocki, cuya candidatura fue apoyada por Kaczyński, ha sido un acierto que ha posibilitado una victoria que hace unos meses se veía imposible.      

Para los conservadores europeos, la victoria de Karol Nawrocki mantiene el equilibrio de fuerzas y evita la caída definitiva de Polonia en la esfera de Bruselas y Berlín. Además, tras lo ocurrido en Rumanía, que fue presentado por Macron como una victoria “de la democracia”, la balanza vuelve a situarse del lado conservador. El regreso de los “populistas”, en palabras de algunos medios, refuerza al Grupo de Conservadores y Reformistas Europeos (ECR), al que pertenece Ley y Justicia, y prueba la fortaleza de la unión de los partidos de derecha y centroderecha, algo de lo que Italia constituye el mejor ejemplo.    

Para los conservadores polacos, la victoria de Karol Nawrocki era prácticamente una cuestión de vida o muerte. “Para muchos, el resultado de estas elecciones es la diferencia entre la libertad y la prisión”, señalaba Jacek Karnowski en la sede de su canal de televisión Wpolsce24, puesto que hay 70 diputados de Ley y Justicia perseguidos por la Fiscalía de Donald Tusk. Lo que se ha vivido en Polonia desde su llegada al poder, tiene muy poco que ver con el cacareado “Estado de derecho” que Bruselas empleó como excusa para cortar los fondos europeos al anterior gobierno y mucho con el autoritarismo de tiempos pasados. Sin duda, la victoria de su candidato habría empujado a Tusk a una represión aún mayor, además de permitirle llevar adelante todas las agendas progresistas sin oposición. Afortunadamente, eso no va a pasar.   

La derrota de Tusk, que ha pedido someterse a una moción de confianza en el Sejm, el parlamento polaco, le coloca en una situación débil incluso dentro de su partido, donde ya hay voces que piden un cambio, y abre la puerta a una victoria de los conservadores en las próximas elecciones generales. Recuperar Polonia sería un golpe demoledor para los planes federalistas que promueve la UE e inclinaría la balanza del lado soberanista. La victoria de Karol Nawrocki es un ejemplo de la importancia de la colaboración entre las fuerzas de la derecha y puede convertirse en el artífice de una nueva Polonia. El águila blanca ha vencido al cuervo pelirrojo, ahora les toca el turno a los cuervos de Bruselas.   

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