En Cluj, el ex eurodiputado holandés Roos hace un llamamiento a los conservadores para que luchen contra el nuevo comunismo y vuelvan a hacer grande a Europa

El holandés Rob Roos, ex eurodiputado y vicepresidente del grupo ECR, fue uno de los invitados de honor de los dos días de actos de ECR en Cluj, donde los conservadores europeos se reunieron para debatir cómo construir una Unión nueva y más fuerte, en la que por fin sean las instituciones las que trabajen para los ciudadanos, dejando de exigirles sacrificios enormes y a menudo irrazonables.

Roos parece tener una idea muy clara de lo que hay que hacer en Europa para revivirla: colaborar cada vez más para que nuestra libertad no sea aplastada por el “nuevo comunismo”, como él lo llamó, porque sólo entonces Europa podrá renacer de verdad.

Esto es lo que reveló en una entrevista a La Voce del Patriota.

En su opinión, ¿cuáles son los principios fundamentales en los que debe basarse hoy la reconstrucción de la UE? ¿Y cuál es el papel de los conservadores en este proceso?

En sus inicios, la Unión Europea debía servir para mejorar la vida de los ciudadanos de los Estados miembros que quisieran adherirse a ella. Pero hoy vemos que la UE ya no está al servicio de los ciudadanos. Al contrario, con demasiada frecuencia esta institución pide a los ciudadanos que le sirvan a ella, que no es lo que debía ser. Me parece bien que haya cooperación, tanto económica como en otros campos en los que sea necesaria, pero por desgracia nos hemos alejado de ese principio por el que se suponía que la UE debía hacer felices a sus ciudadanos. Ahora la vida se ha vuelto muy cara, sobre todo por culpa de esta disparatada política energética, esta obsesión por el clima. Y luego tenemos una transición energética que no es sostenible. Se trata básicamente de un proyecto ideológico, es algo dogmático, que no se basa ni en los hechos ni en la ciencia. Es pura ideología.

Precisamente por este enfoque ideológico se ha perdido mucho tiempo en la UE. ¿Cómo remediarlo?

El único camino es crecer como movimiento de conservadores, a escala europea y mundial. El hecho es que hoy nos enfrentamos cada vez más a una deriva que socava nuestra propia cultura. De hecho, la inmigración no regulada ha cambiado nuestra cultura, al igual que la política de género y el disparatado Green Deal. Y todo esto nos ha controlado y nos controla en cierta medida. Necesitamos un camino diferente. Así que para recuperar este tiempo perdido, es necesario que como conservadores trabajemos para volver a los cimientos sobre los que se fundó la Unión. Tenemos que poner fin a la censura del lenguaje y a la eco-tontería de los acuerdos verdes. Debemos proteger nuestras fronteras. Debemos, en definitiva, hacer que la gente vuelva a ser feliz y que Europa vuelva a ser grande y, sobre todo, un lugar seguro para vivir y trabajar.

Estos días en Cluj se está prestando mucha atención a cuestiones fundamentales para el futuro de Europa. Una Europa que debe “volver a trabajar para sus ciudadanos, y no esperar que sus ciudadanos trabajen para ella”. ¿Qué significa esto en la práctica?

Los conservadores de todos los Estados miembros debemos trabajar juntos, con una visión a largo plazo. El problema de la Unión Europea, pero también su belleza, es que todos los Estados son diferentes. Cada uno tiene su propia cultura, su propia lengua, sus propios problemas y aspectos positivos. Y, sobre todo, cada nación tiene sus propios intereses. Por eso a menudo es complicado trabajar juntos. Lo importante, sin embargo, es que debemos centrarnos en la cuestión principal, que es la defensa de nuestra libertad y la lucha contra el wokismo. Porque estamos avanzando hacia un nuevo tipo de comunismo, que está quitando la libertad a la gente imponiendo soluciones preimpuestas. Y nosotros, como conservadores, debemos centrarnos en la cooperación y en recuperar nuestra libertad, nuestra prosperidad, y debemos poner en marcha un proyecto de desregulación.

Usted ha mencionado la cuestión de la censura y la libertad. En este sentido, un caso llamativo fue el de Rumanía, que sufrió un atentado contra la propia democracia con la anulación de las últimas elecciones. ¿Qué opina de esta situación?

Es terrible. En una palabra, lo que ocurrió en Rumanía fue terrible. La democracia se basa en la voluntad del pueblo. Y cuando el pueblo elige a alguien, siempre tiene razón. Pase lo que pase, porque es la voluntad del pueblo. Puede que no te guste el resultado, que no estés de acuerdo porque tengas otra preferencia. Pero hay que recordar que la democracia se basa en la voluntad del pueblo. Es muy sencillo. Si eliminas a alguien porque no te ha gustado el resultado, es que algo falla en el sistema. Y eso es lo que ha ocurrido en Rumanía. Y si no actuamos ahora, en el futuro esta opresión se impondrá también en otros Estados. Y esta es una visión muy preocupante. La gente de muchos países cree ahora que la democracia y la libertad es algo que siempre ha existido. Pero no es así, debemos recordarlo siempre y luchar de verdad para mantenerlo, y derrotar a la tiranía despertada que no nos quiere ni libres ni autónomos.

Resta aggiornato

Invalid email address
Promettiamo di non inviarvi spam. È possibile annullare l'iscrizione in qualsiasi momento.