La victoria de Donald Trump el 5 de noviembre fue un terremoto político y cultural con repercusiones mucho más allá de las fronteras de Estados Unidos. A pesar de la implacable propaganda de los principales medios de comunicación a favor de la claramente inepta Kamala Harris, Trump triunfó, demostrando una vez más que el control de la narrativa por parte del establishment ya no es infalible. En este contexto, cobran aún más importancia el papel de Elon Musk en la lucha por la libertad de expresión y el histórico discurso del vicepresidente JD Vance en la Conferencia de Múnich. Mientras tanto, la idea de un movimiento MEGA (Make Europe Great Again) gana adeptos en todo el continente y algunos ven a Giorgia Meloni como su líder natural.
Para analizar estos acontecimientos, hablamos con Álvaro Peñas, editor de Deliberatio.eu y colaborador de Disidentia, The European Conservative, Demokracija y otros medios europeos. Es analista internacional especializado en Europa del Este y ha traducido varios libros sobre los crímenes del comunismo para SND Editores.
Álvaro, la victoria de Trump el 5 de noviembre supuso un duro golpe para el establishment mediático mundial. A pesar de que el 95 % de los principales medios de comunicación se oponen abiertamente a él, el pueblo estadounidense lo reeligió. ¿Qué dice este resultado sobre el estado actual del periodismo?
Este resultado confirma lo que venimos observando desde hace tiempo: la gente ya no confía en los grandes medios de comunicación. Ya no confían en la prensa dominante ni en los grandes periódicos. No se debe a la desinformación o a ideas descabelladas, sino a que los mismos medios que a menudo acusan a otros de mentir han difundido falsedades repetidamente. Han mentido sobre la realidad cotidiana de la gente que vive en sus barrios y ciudades. Han negado problemas como la inmigración ilegal y el terrorismo yihadista, tratando de desviar la atención hacia otros temas. Esto ha enfurecido a muchos ciudadanos. Recuerdo, por ejemplo, la campaña de desprestigio contra Giorgia Meloni en España durante las últimas elecciones italianas: la llamaron candidata de Putin, una acusación absurda e infundada. Cuando la gente se da cuenta de las mentiras, deja de creer a los medios de comunicación, incluso cuando dicen la verdad.
Elon Musk se ha convertido en una figura clave en la lucha por la libertad de expresión, ya que ha desmantelado la censura en X y ha sacado a la luz los vínculos entre las grandes tecnológicas y los gobiernos. ¿Cuál crees que es su impacto real en la lucha contra el establishment?
La acción de Elon Musk fue crucial en la batalla cultural por la libertad de expresión. Twitter, al igual que otras grandes plataformas, había ejercido la censura ideológica eliminando las voces disidentes, especialmente las críticas al pensamiento progresista dominante. Esta censura se justificaba como «democracia» y «protección de la libertad de expresión», pero en realidad solo servía para sofocar la disidencia. Basta con recordar que a Donald Trump se le vetó en Twitter cuando aún era presidente de Estados Unidos, mientras que el portavoz talibán pudo mantener activa su cuenta. Los cambios introducidos por Musk en X han roto este monopolio de la narración, obligando incluso a plataformas como Facebook a reconocer la censura selectiva. Por supuesto, las noticias falsas y la desinformación existen, pero el verdadero fraude ha sido la selección arbitraria de la información que se permite en el debate público. Musk ha cambiado las reglas del juego y ha reabierto el espacio para el debate real.
El vicepresidente, JD Vance, pronunció un discurso histórico en la Conferencia de Múnich en el que subrayó la necesidad de una nueva política exterior estadounidense y una redefinición de las relaciones entre Estados Unidos y Europa. ¿Cómo valora su discurso y qué impacto cree que tendrá en el futuro de Occidente?
Vance planteó cuestiones fundamentales sobre la democracia, especialmente en Europa, donde se persigue a la gente simplemente por rezar en público o denunciar los problemas de la inmigración masiva y el islamismo radical. Tiene razón en que la democracia no consiste en censurar a quienes desafían el statu quo. En cuanto a la relación entre Estados Unidos y Europa, el mensaje es claro: Estados Unidos centra su atención en China, por lo que Europa debe hacerse cargo de su propia seguridad. Muchos países europeos han incumplido sus compromisos con la OTAN, por lo que es urgente aumentar el gasto en defensa y reforzar la industria militar, sobre todo después de lo que está haciendo Rusia en Ucrania. Sin embargo, discrepo de Vance en un punto: Rusia y China son efectivamente amenazas externas, aunque el enemigo también sea interno. En muchos casos, las élites occidentales se han vendido a estas potencias extranjeras, lo que ha debilitado a sus propias naciones. La dependencia europea de la energía rusa y la entrega de la industria automovilística a China son claros ejemplos de ello. Europa tiene un enemigo interno, pero este ha sido alimentado desde el exterior.
En Europa está surgiendo un movimiento que algunos llaman MEGA (Make Europe Great Again), inspirado en la visión política de Trump. ¿Cree que se darán las condiciones para que crezca? ¿Cuáles serían sus bases ideológicas y sus principales oponentes?
Sí, se dan las condiciones para un movimiento mega en Europa. Los partidos conservadores están alcanzando cada vez más poder en el gobierno, como en Italia o Finlandia, y en muchos países son la primera o segunda fuerza política. Sus pilares ideológicos son la defensa de la soberanía nacional, la protección de la cultura y la industria europeas y el rechazo de las políticas progresistas radicales que han debilitado el continente. Debería centrarse en la seguridad de las fronteras, no solo contra la inmigración ilegal, sino también contra las amenazas exteriores. Sus principales oponentes serían las élites globalistas que han promovido políticas suicidas como la apertura indiscriminada de fronteras y normativas medioambientales que dañan la economía europea. Durante demasiado tiempo, Europa creyó que la historia había llegado a su fin y que el progresismo había triunfado. Sin embargo, ahora vemos guerras, crisis económicas y tensiones sociales. A menos que las naciones europeas vuelvan a tomar las riendas de su destino, estarán condenadas a seguir siendo irrelevantes en un mundo cada vez más peligroso.
En este escenario, muchos ven a Giorgia Meloni como la líder natural de un movimiento conservador paneuropeo. ¿Cree que es una posibilidad realista? ¿Qué puntos fuertes podría aportar y a qué retos se enfrentaría para erigirse en la principal voz conservadora de Europa?
Sin duda, Giorgia Meloni tiene todo lo necesario para liderar un movimiento así. Ha demostrado ser una líder fuerte, capaz de enfrentarse a sus oponentes sin miedo y de unir a las distintas corrientes de la derecha europea. A nivel internacional, ha establecido relaciones con líderes como Donald Trump y Javier Milei, y siempre ha mostrado su apoyo a la civilización occidental y a Ucrania frente a la agresión rusa. Los retos serán muchos, sobre todo a la hora de navegar por las instituciones europeas y mantener la estabilidad de su gobierno. El establishment de Bruselas hará todo lo que esté en su mano para frustrarla, temeroso de cualquier movimiento que pueda amenazar su poder. Pero, si juega bien sus cartas, podría ser la artífice de un resurgimiento conservador en Europa.