La prensa progresista se apresuró a lanzar la noticia de la supuesta derrota de Italia en Europa, del aislamiento de nuestra nación en los foros internacionales. El voto de los Fratelli d’Italia contra la mayoría ucraniana había sido, según cierta narrativa montada entonces también por la izquierda política, el motivo de la ruptura definitiva con Bruselas. Tanto es así que los periódicos habituales habían ofrecido titulares que ahora parecen haber envejecido mal: «Meloni más aislado en Europa» escribía La Stampa, mientras Repubblica informaba de las reacciones de los distintos partidos. El Pd acusaba a Meloni de haber «aislado a Italia», el Movimiento Cinco Estrellas hablaba de «euroflop y derrota». Para +Europa, los Fratelli d’Italia habían «cavado un abismo», mientras que Italia Viva consideraba que Italia había salido «hecha pedazos». El Post escribió que «en Europa, Giorgia Meloni ha optado por aislarse» y muchos otros periódicos siguieron esta narrativa. Con el nombramiento ya oficial de Raffaele Fitto como vicepresidente ejecutivo encargado de Cohesión y Reformas, la única que sale con los huesos rotos es la izquierda.
Competencia y seriedad
De hecho, al nuevo comisario nombrado por Italia se le ha otorgado un papel de peso dentro de la Comisión Europea, tal y como, más allá de las patrañas de la izquierda, se esperaba: A Italia se le ha reconocido una posición destacada dentro de la Unión Europea, hasta el punto de que, durante la rueda de prensa de presentación, Ursula von der Leyen explicó que Fitto «aportará su gran experiencia para modernizar y reforzar las inversiones destinadas a las políticas de cohesión y crecimiento». El trabajo de Fitto, junto al equipo de gobierno, en la gestión de los fondos europeos, en la aplicación de las políticas de cohesión y en la gestión del PNR ha tenido, sin duda, un peso nada desdeñable en la elección del presidente. Desde muchos ámbitos se han valorado en los últimos meses los resultados alcanzados, la modernización del Sur, la remodelación del Pnrr, el nuevo y más eficaz sistema de convenios con las distintas regiones para los fondos de Desarrollo y Cohesión. Hoy mismo se ha firmado el acuerdo entre la Región de Campania y el Gobierno, una de las últimas piezas que faltaban. En resumen, en los últimos meses Fitto ha demostrado una competencia que ha complacido a Bruselas. A esto hay que añadir la excelente respuesta del ejecutivo en las políticas comunitarias, en el papel desempeñado por Italia en los últimos meses como mediador internacional y como precursor de buenas propuestas seguidas por la Unión y sus Estados miembros, una de las cuales es el modelo contra el tráfico de seres humanos.
Negación de titulares
De este modo, el gobierno de Meloni pudo afirmar su posición, su papel dentro de los órganos de la UE. Así, la izquierda entró en barrena, dispuesta a hablar de aislamiento italiano, pero sin resultado. Por otra parte, Giorgia Meloni, tras el voto contrario de los Fratelli d’Italia en el Parlamento Europeo, había sido muy clara: el voto contrario no habría comprometido la colaboración entre el gobierno italiano y la Comisión Europea, precisando que no tenía ninguna razón «para creer que nuestra elección pudiera comprometer en modo alguno el papel que se reconocerá a Italia en la Comisión Europea». Palabras proféticas, éstas sí: porque pocas semanas después, ese papel ha sido ampliamente reconfirmado. Y al igual que hizo antes, devaluando el papel italiano al hablar de «aislamiento», la misma prensa progresista parece encaminarse ya a devaluar el papel obtenido por Fitto. Pero puede haber pocas objeciones: la vicepresidencia con responsabilidad en Cohesión y Reformas significa ocuparse de cuestiones clave para Europa, a saber, las políticas de cohesión y el PNR. Los titulares lanzados por los periódicos, los sinsabores anunciados por los prefectos progresistas, quedarán registrados sólo como una demostración de hasta qué punto la izquierda está a años luz de la realidad de los hechos.
